HOMBRE EN LA SINAGOGA
Solía venir aquí en busca de consuelo
cuando amaba a una mujer que no me quiso.
Y cuando desoí a quienes me oyeron
y herí a quienes me amaron,
vine aquí en busca de perdón.
Un día estalló el último espejo
y mi vida fue un peso sin forma
y aquí volví en busca de Dios.
Dios calló como siempre
y entonces descubrí la sinagoga:
sus sólidas paredes,
el gratísimo silencio,
la fresca paz de este recinto en el verano,
y ya no me fui más.
Afuera la inclemencia empuja a la fe
y la fe al vacío.
Aquí dentro la ausencia de Dios importa poco.
Santiago Kovadloff
in Nueva poesía argentina (1987)
1 comentário:
Que bonito.
Um beijo.
marta
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