LA EDUCACIÓN SENTIMENTAL
RÉQUIEM
Solía repetir con menosprecio:
la poesía para nada sirve.
Me quiso preparar para un infierno
donde, al bajar la guardia se arriesga uno a perder,
donde sólo el dinero protege de este frío
de la edad. Pero, en cambio, no sabía
que es por este motivo que la necesitamos,
que es preciso rastrear la poesía
por hospitales y juzgados: luego
ya hablará de la amada.
Hay poesía incluso en gente
que, al igual que mi padre, odió la vida.
Y tenía razón en su argumento:
de nada sirve, aquélla que él leía.
*
RÉQUIEM
Es la fotografia de un grupo de poetas.
Tiene una extraña mancha:
procede de la sombra de un árbol, o es el resto
de algún mal revelado.
Poca cosa, unos poetas:
son tan débiles.
Simulan fortaleza,
pasión, indiferencia.
Muertos mejoran, dicen.
Afortunados quienes pueden
hacer surgir el mito desde algunos versos
y desde un amarillo retrato de poetas.
Yo, que no aguantaría
ni una hora a Verlaine,
siento pena por ti,
amigo al cual no me devuelven
ni versos ni retratos
con las manchas que pone
la muerte al señalar
el primer candidato
al mito o al olvido,
dos formas, nada más, de un solo engaño.
Joan Margarit, Aguafuertes (1998)
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